Nunca se termina de aprender a leer. Tal vez como nunca se termine de aprender a vivir.
Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.
Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.
Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria.
El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta 'el modo imperativo'.
Soñar es la actividad estética más antigua.
La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.
Si de algo soy rico es de perplejidades y no de certezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario